COMENTARIO
ENTRE LA MUTACIÓN DE LA MATERIA Y LA SEPARACIÓN DE ISOTOPOS
Como
ya hemos visto antes, que los isotopos son los pasos intermedios en la formación de
los elementos de la tabla periódica, considerando cada elemento como un escalón
en la evolución de la materia. En tal mutación interviene de manera intima el neutrón
que está, en cuanto a cargas y fuerzas atómicas, en medio del protón y el electrón.
Por tanto es necesario saber, producir y manejar el neutrón. Sobre todo, la permeabilidad del núcleo atómico, donde se encuentran los protones, a la acción de los electrones libres, es fundamental. Porque entre protones y electrones producen los neutrones. Por ello es importante entender como la naturaleza logra dar estos pasos y sus procesos intermedios.
Por tanto es necesario saber, producir y manejar el neutrón. Sobre todo, la permeabilidad del núcleo atómico, donde se encuentran los protones, a la acción de los electrones libres, es fundamental. Porque entre protones y electrones producen los neutrones. Por ello es importante entender como la naturaleza logra dar estos pasos y sus procesos intermedios.
La mayoría
de los componentes atómicos, protones y electrones, están atrapados en la estructura
del átomo debido a sus cargas y fuerzas que los gobiernan. Pero el neutrón, al estar
libre de ellas, puede entrar, salir o quedarse con facilidad en el átomo generando
los desequilibrios atómicos que terminan provocando la evolución atómica.
El neutrón es, entonces, la clave para liberar
la energía de la materia cuando se producen los cambios de estado en el átomo. Ello
no solo conlleva al cambio de los átomos para producir cualquiera de los elementos,
de la actualmente conocida y limitada tabla periódica, sino que nos permitirá
crear nuevos elementos, unos estables u otros inestables, para agregar a la tabla.
Y usar la energía que en ese fenómeno interviene.
Comprendido
el fenómeno natural podemos, de manera premeditada, artificial y dirigida,
generar mutaciones de materia que demandan o liberan cantidades enormes de energía,
según el cambio que queramos producir. Lógicamente que es mucho más fácil liberarla
que inducirla. La energía liberada de tal forma suple nuestras necesidades de manera
abundante y segura.
El inconveniente
es que esas liberaciones de cantidades tan elevadas de energía aun no las hemos
podido dosificar para hacerla en forma controlada, progresivas y funcional. Por
ello resultan en fenómenos destructivos de gran magnitud. De todas formas es un
paso que, en algún momento, nos permite ejercer dominio sobre esa energía para propósitos
benéficos. Aunque ya varias aplicaciones parciales se han logrado en el uso de
la energía atómica de manera controlada. Pero solo en forma limitada. Con alguna estrecha y relativa seguridad. Y, también, de riesgo. Es necesario hacerlo en más
cantidad y sin el peligro inherente de usar tan poderosas fuerzas con bajos márgenes
de dominio y control.
Por ello
entendamos lo más que podamos sobre la naturaleza y la manipulación de los isotopos
producto de producir neutrones. Y con ellos átomos ricos o pobres en neutrones, porque son maleables y receptivos a la acción de los neutrones.
El manejo
de ese mecanismo, por ahora, nos da las tradicionales formas de energía que nos son más conocidas
y útiles, tales como el calor, la luz y las radiaciones, fundamentalmente. También
la opción de tener un mayor empleo de las demás energías existente en la
materia y las que de ellas se derivan. Como las fuerzas de gravedad, las eléctricas,
las magnéticas y las electromagnéticas. Campo donde se encuentra todo un
infinito cosmos de oportunidades muy útiles al ser humano.
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